Poco a poco iré contando los aspectos y experiencias de mi nueva vida en la República Democrática del Congo
Estar en un país como la República D. del Congo, especialmente en una gran ciudad como Kinshasa, sin sentir ni reflexionar constantemente acerca de las terribles diferencias que existen entre sus habitantes, me resulta imposible.
(Foto antes de comenzar trabajo 3),
foto “zanja lado monkole” o similar
Todos los días estoy entre mis trabajadores (cuando digo “mis” lo hago conscientemente, recordando una frase similar de la protagonista de “Memorias de África” que siempre que la oigo me hace sonreír por el paternalismo que entraña).
La mayoría son gente joven que hacen de peones (“TT”) y cobran 1.500 FC (2,30 €) al día. Llegan a las siete y toman un té o café que se preparan entre los que han aportado un dinero. Así comienzan la jornada a las 7,30h.
A las doce, se hace "la pause" para retomar las fuerzas comiendo un poco, que es arroz con salsa y algún pedacito de pescado, o fou-fou (harina de mandioca) con pondou (verdura que se hace con las hojas de la mandioca) que prepara una "mama" y que les da al fiado a los que pueden pagarlo. El resto, toma lo que puede o nada.
Foto de desayuno
He comprado por mi cuenta unos sacos de leche en polvo, un saco de azúcar, té y café para contribuir de este modo a que todos puedan tomar un vaso de leche y repongan sales y fuerzas. Espero que esto no termine por convertirse en un problema y que no se considere como una obligación, o como un regalo que el blanco puede hacer porque es más poderoso. Es difícil acertar.
El otro día estaba hablando con el “conducteur” Androuch y se acerca uno de los que más me han llamado la atención desde el primer día porque es muy alto y fuerte y palea (no pelea) como nadie. Le llaman “maître” y al preguntar por qué, me dijo que había terminado sus estudios de Derecho y que tiene 28 años. Tiene la edad de mi hijo Juan, su misma estatura y los dos han terminado los mismos estudios. Pero hay una diferencia entre ellos, uno es mi hijo y tiene todas las oportunidades y el otro trabaja para mí y no tiene nada. Me prometí a mí mismo seguirle la pista y en cuanto encuentre una posibilidad, le ayudo un poco.
Foto de Maitre (se llama Kumwamba)
Un tema delicado que estos días estamos tratando con el actual hospital Monkole es el de establecer unos acuerdos de atención médica para todos los trabajadores y sus familias. Esto tiene un coste importante y se presta a diversas interpretaciones; aquí no funciona lo de la seguridad social y esa es una de las razones por las que la gente muere tan joven.
Casi todos los del primer mundo hemos tenido algún problema de salud que se ha resuelto satisfactoriamente en un centro médico de calidad y seguimos viviendo y envejeciendo gracias a ello.
Aquí no hay opción, con el más mínimo problema la gente se va al otro barrio; me contaban que las mamás llegan con los niños en estado de coma por una simple malaria, debido a que esperan hasta el último momento. Incultura, desconocimiento, pobreza…
(Foto entubado)
Más de una vez he dicho a los más cercanos que poco se puede hacer ante tanta injusticia social, pero si tras mi paso por cada uno de estos lugares más desfavorecidos consigo solucionar la vida de una persona, y hacerle llegar unas palabras de amistad y a veces unos francos, gourdes, pesos… para tomarnos una cerveza juntos, me parece suficiente.
Me lo enseñó mi amigo Mariano una vez que me dio un dinero para que se lo hiciera llegar a nuestro amigo Panchito de Nicaragua: “para que haga con él lo que le de la gana”.
El que da siempre recibe, eso le pasa a Mariano y le pasará a mi “protegido” Sebas al que ayer mismo le estaba explicando el significado de esta frase. Sebas (ver anteriores entradas) tiene la edad de mi hijo Javier y si vierais la cara que pone cuando me cuenta cosas de su vida, como que hace cinco años que no ve a su mamá porque está lejos y no hay medios para ir allí.
Ahora ya tiene un teléfono (entre tres congoleses y yo le hemos ido dando las partes: carcasa, tarjeta sim, batería y saldo) y está intentando localizarla para decirle que su vida ha cambiado y que ahora ya podrá ayudarla a ellas y a sus hermanas pequeñas porque me ha conocido.
Foto niñas vecinas de casa
Lo siento, sin fotos de momento, no consigo encontrar el modo de editarlas. Este blog es una lata, la verdad. Que alguien me ayude.
BINO TIKALA MALAMU