jmcongo

Poco a poco iré contando los aspectos y experiencias de mi nueva vida en la República Democrática del Congo

miércoles, abril 16, 2008

 

EL MURO, 28-03-08

soledad, desolación, impotencia, deseo..., hace 11 meses Adelard no imaginaba la obra tal cual está hoy.

“Quien tiene miles de amigos no tiene uno del cual prescindir, y quien tiene un enemigo lo encontrará en todas partes” ALÍ IBN-ABÍ-TALIB

Estoy en el hospital Virgen del Camino de Pamplona leyendo esta frase en un libro mientras se llevan a Pili para operarla de la rótula, y he reflexionado sobre la amistad.
Entiendo la misma como una relación en la que predominan los sentimientos de amor y confianza que a su vez sirven como base para establecer lazos de solidaridad y apoyo incondicionales. Siempre había considerado la amistad como algo muy selecto, como de acceso restringido.
Puede que ya no sea de esa opinión. Viajar por unos cuantos países y vivir más de lo previsto deja una huella profunda, vas encontrando gente que te quiere, te necesita, a la que amas y consideras imprescindible.
Garci, Mirian, Elena, Cissé, Iñaki, Annie, Pablo, José Mª, todos en Pamplona (sin contar con Lola que se enfadará cuando se entere), se brindan a ayudarte incondicionalmente, se preocupan, te dan su apoyo y cariño.
hace un año exacto comenzábamos este primer pedacito de muro del hospital, a 9 m de profundidad con lluvias de 150 litros/m2 en 3 horas y todas las dudas del mundo respecto a la viabilidad de hacer dos sótanos en este terreno -arquitectos de la Universidad de Kinshasa dijeron que estábamos locos, imposible hacerlo-

También he pensado: ¿tienes algún enemigo?, durante 10 segundos he creído que no hasta que me he dado cuenta de que sí, el mismo que encuentro en todas partes: la envidia instalada en el ser humano. La detesto, no puedo evitarlo.
No olvido a los congoleses, Cissé es médico anestesista, viene de Bas Congo y desde hace diez años está en Pamplona; tiene muchos hijos, el más tremendo –Jean Paul- es el que mejor se siente entre la colonia de expatriados del Congo instalados en Pamplona. Es el que no se sorprende cuando hablan a gritos, ríen a carcajadas o hacen aspavientos.
Dice Cissé que los que salen y se instalan aquí no desean regresar. No estoy muy seguro de que puedan olvidar el olor de su tierra, el calor de su gente y el no sabor de su adorado foufou.
Pero es que la miseria hace daño, especialmente la de la gran ciudad de Kinshasa.
Debe ser duro salir de tu village y aparecer entre las fauces de ese monstruo, aprender a gran velocidad lo que hasta entonces te era desconocido, y comenzar el largo periplo de la lucha por la supervivencia; vivir rodeado de podredumbre, plásticos y desechos, suciedad y ambiente irrespirable, deambular horas para buscar algo que llevar a casa; tener que montarte en esos cacharros – ni que de sardinas en lata se tratase- que son como hornos ambulantes conducidos por locos para los que la línea recta no existe y que en cualquier momento te van a estrellar contra algo o alguien.
Cuando recibo esos mensajes-texto-artículo efectistas referentes a este mundo caótico, del cambio climático, icebergs que se derriten, plásticos que inundan los océanos, catástrofes humanas, hambre, violaciones masivas aquí y allá, siempre me digo que ese es el mejor antídoto contra la maldita sensibilidad, que ya nada de esto impresiona a nadie y que no hay nada peor que la degradación humana, callada, oculta, paulatina….que el rico jamás comprenderá al pobre y el miserable deseará ser poderoso sin saber la que le espera.

Aprovechando ciertas ventajas de la comunicación se puede saltar ese MURO forjado a base de incomprensiones para ver de cerca y profundamente lo que de verdad sucede del otro lado (haciendo turismo casi nunca te enteras de nada). Quizás así se entienda que los límites existen para que sean traspasados, que el ensimismamiento a la larga causa mucho dolor, y que las grandes acciones son patrimonio de unos pocos mientras que las pequeñas y cotidianas son las que mueven los sistemas.

A papá Mwanda se le murió hace pocos días uno de sus niños gemelos de corta edad, a Zola Papi su joven esposa, ayer le tocó a la casi joven mamá de Kiala…….todos ellos por desidia, por injusticia humana, por incultura y porque así es el Congo donde sólo sobreviven los más fuertes. Dos días después están en la obra, les das la mano, les miras tiernamente, te saludan quitándose la gorra o bajando la cabeza, algunas veces con media sonrisa de de dolor, impotencia y esperanza de ser comprendidos alguna vez.


Y 12 meses más tarde así estamos, salvando el último tramo de los 1.024 m2 de MURO y con la estructura casi terminada

Pero la vida sigue, bo kende malamu. (Gracias a todos los "Eric" que han pasado por esta obra)

Comentarios:
Brutal!
Que cambio! en diciembre del 2006 pasaste por Barcelona y nos contaste la epopeia de la excavación... parecía algo difícil, para decirlo ligero.
Y ahora... esto es una lección de esfuerzo, tosudez (también), corage...
Na'p luté mon ami!
 
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