jmcongo

estado de la obra el 9 de septiembre de 2008


Desde que escribí la última entrada en el blog ha pasado ya bastante tiempo. De repente he comprobado que mi calendario estaba en mayo, ¡y yo sin enterarme!

Dice la hoja que hoy es Sta. Mª Faustina Kowalska, S. Apolinar y S. Atilano; tuve un tío que se llamaba Atilano, creo que era hermano o primo de mi abuela y ese nombre me impactaba, porque ella lo nombraba muchas veces, porque era un nombre “raro”, o tal vez porque él mismo me resultase impactante, no sé, el caso es que es un nombre que no me deja indiferente.

más fotos de obra

La experiencia me dice que cuando el tiempo pasa rápido significa que lo que estás haciendo, que tu vida, ha entrado en una rutina.
Tal vez me equivoque, pues también pensaba que cuando viajo a otro país en busca de conocimientos, experiencias y trabajo, la crisis, mi crisis, se produce hacia el final del primer tercio de la estancia, cuando crees tenerlo casi todo controlado, cuando te relajas y tu cuerpo comienza a vengarse y liberarse de toda la tensión que le has hecho acumular.

Aquí ya llevo 21 meses y, o bien no he superado el primer tercio de la estancia (eso significaría que todavía me quedan 3 años y 6 meses: ¡qué horror!), o bien mi experiencia no sirve para un carajo, o lo que puede ser más probable: Que ni me he relajado ni controlo absolutamente nada.

Lo real, en medio de nuestra irrealidad, es que el tiempo transcurre aunque las hojas de nuestro calendario estén muertas de asco, de puro olvidadas. Y que ha pasado la época seca que aquí significa temperatura muy agradable y falta de lluvia. Y que ya mismo estamos entrando en la del agua y del calor húmedo asfixiante.

Las novias de Ernesto, Xavi, Sebas y mi niño

Lo cierto es que nuestro trabajo ha avanzado según lo previsto en el cronograma, que la estructura está acabada, la albañilería va a todo trapo, y que en pocos meses entraremos en la fase de acabados e instalaciones.
Lo inevitable es que me voy haciendo viejo y aunque los que me rodean piensen a veces que soy sólido, duro, indestructible, esto ya no es lo que era; de ahí que a algunos os enviase mi testamento.

Ahora que voy a ser abuelo me gustaría dedicarle muchos intensos minutos a esa criatura que está por venir, como mi abuela hizo conmigo, hablarle de mis “atilanos”, de dulzura y amor, contarle cuentos como ella me los contó, dejarle que haga travesuras y aprenda a ser lo más humano posible.

Os contaría tantas cosas de aquí.…de mis frustraciones últimas, de lo duro que se me hace asimilar lo casi inasimilable, de mis queridos Xavi y Ernesto, de las personas que vienen y se alejan tanto física como sentimentalmente hablando, de mis miedos, de mi trabajo, de mis lecturas y por qué no, de mis sueños…..´

Pero eso quizás lo dejo para otro día.......

de momento,una buena comida congolesa en casa de papa André